Dentro del marco de la Ley 675 de 2001, que regula la Propiedad Horizontal en Colombia, es evidente que los constructores desempeñan un papel clave en la edificación, no solo de estructuras, sino de comunidades cohesionadas. No obstante, en el desarrollo de proyectos de propiedad horizontal con frecuencia se queda corta la visión de la responsabilidad social de los constructores, reduciendo su función al ámbito físico y desatendiendo las repercusiones sociales.
Abogo firmemente por una obligación más marcada de los constructores frente al desarrollo humano integral. En mi opinión, los proyectos inmobiliarios deberían incluir programas educativos orientados a fortalecer el tejido social, promoviendo valores de convivencia, respeto y solidaridad.
Los constructores no solo entregan paredes y techos, sino que configuran escenarios donde se forjan relaciones humanas y se define la calidad de vida de sus residentes. Cada edificio, conjunto o urbanización se convierte en un laboratorio social, en el cual se deben sembrar principios de ciudadanía responsable.
La formación de los primeros residentes es, en este sentido, una oportunidad invaluable para inculcar buenas prácticas de convivencia, el respeto de las normas y promoviendo una cultura de respeto mutuo.
Es necesario que se implemente una estrategia pedagógica que acompañe la entrega de proyectos, con talleres, charlas y actividades que refuercen el compromiso con el cuidado de los espacios comunes, el uso racional de los recursos y la prevención de conflictos.
Este proceso no solo tiene un impacto positivo en la calidad de vida de los habitantes, sino que también reduce los problemas de administración, incrementa el sentido de pertenencia y contribuye al fortalecimiento de la comunidad.
Construir es educar y esa educación debe estar orientada hacia la creación de comunidades sostenibles, resilientes y armónicas. La pedagogía transformadora que propongo implica un cambio de paradigma, donde el constructor asuma su papel como educador social y agente de cohesión. Solo así podremos edificar comunidades con verdadero sentido de comunidad Buena Nota
Jazmín Rosa Pérez Porto
Magíster en Administración